JOEY SNYDER – GOLFISTA PGA
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Deporte:
Golfista ProfesionalResidencias:
Phoenix, AZ

Lesión:
Quadrilateral Space Syndrome, Axillary Nerve Entrapment, Glenohumeral Internal Rotation Deficit (GIRD)

tratamiento:
Repairación Artroscópica

Joey Snyder ha estado jugando al golf desde que tenía seis años. Habiendo pasado gran parte de su juventud practicando sus swings en el patio trasero de su casa familiar, siempre soñó con ser un golfista profesional y participar de torneos de PGA. Vivió y respiró golf cada día soñando con jugar algún día codo a codo con los campeones del deporte, hasta que eventualmente logró su objetivo.

Joey ha jugado golf a todos los niveles – junior, amateur, escuela secundaria y Universidad – y ha ganado en todos ellos. Jugó al golf universitario para la Universidad del Estado de Arizona y tuvo la fortuna de ser dos veces campeón americano y parte del equipo en el Campeonato NCAA en 1996 en el campo de Honores. Ese verano ganó el torneo Copa Porter Amateur, y estaba listo para convertirse en profesional.

Desde que se convirtió en profesional en 1996, Joey continuó destacándose y ganando notoriedad en el deporte que ama jugando en diferentes tours incluyendo el tour Asiático, Canadiense, el Nacional, y finalmente como golfista del PGA Tour en 2005.

En el PGA Tour Joey Snyder fue uno de un muy pequeño número de principiantes que realmente lograron hacerse un nombre por mérito propio. En un año había ganado más de un millón de dólares entre ganancias y patrocinadores. Obtuvo tres veces una posición entre los primeros diez mejores. Durante el mismo año jugó 31 torneos y se encontraba alcanzando logros sin precedente en su carrera.

Hacia finales del 2005 Joey comenzó a desarrollar dolor significativo en su cuello y hombro que eventualmente le llevaron a un hombro congelado (también conocido como hombro rígido). Como no quería cortar el impulso que estaba tomando su carrera y el progreso que estaba haciendo en el PGA Tour, ignoró el dolor y esperó que el reposo eventualmente lograra aliviarlo. Como ocurre con muchas de las lesiones por sobreuso, sus problemas solo empeoraron y sus sueños de continuar como un golfista PGA llegaron a un abrupto fin. Aún en etapas tempranas de su carrera y en su segundo año de golf PGA Joey se lesionó al punto que no pudo jugar más, y su dolor crónico de cuello y hombro no encontraba alivio. Comenzó entonces un largo viaje que le ocasionaría sufrimiento y preguntas con respecto al futuro.

El brazo es muy susceptible a lesiones por uso excesivo por movimientos repetitivos, como ocurre con los golfistas profesionales que practican swings durante todo el día, incluyendo el hombro congelado. Durante su cruzada en busca de un diagnóstico Joey visitó incontables médicos durante un período de dos años durante el cual no tocó un palo de golf. Para cualquier persona que tiene una gran pasión en la vida, el tiempo que pasa alejado de la misma puede tornarse intolerable. Para este muchacho de Arizona, una semana sin jugar al golf era mucho tiempo. Dos años, una eternidad.

Luego de agotar la ruta de médicos al haber visitado a los mejores neurocirujanos del país, así como cirujanos de columna y cierta cantidad de médicos especializados en hombro, Joey seguía sin un diagnóstico concreto y veía sus sueños desvanecerse en el aire. Decidió recurrir a la medicina no tradicional mediante tratamiento quiropráctico, quinesiología aplicada, especialistas en rehabilitación, acupunturistas y médicos especialistas en dolor, pero ninguno logró aliviar el dolor crónico en su hombro y cuello que estaba siendo generado por su hombro congelado.

En agosto del 2009 Joey tuvo una conversación con un amigo y colega golfista que pronto cambiaría su suerte. De hecho, este amigo había notado que algo no andaba bien en la cadera de Joey. Joey fue eventualmente referido al Dr. Marc Philippon, un pionero especialista de cadera, quien corrigió la cadera de Joey y eventualmente lo presentó a su socio, el Dr. Peter Millett, una presentación que no solo respondería finalmente a las plegarias de Joey sino que cambiaría completamente el curso que había estado siguiendo hasta el momento.

“Me presentaron al Dr. Millett en marzo del 2010, literalmente cuatro años luego del día que jugué  por ultima vez al golf en el PGA Tour. Creo que la coincidencia en las fechas tuvo definitivamente algo de intervención divina y que nuestro encuentro fue el comienzo de algo especial,” digo Joey.

El Dr. Millett quiso obtener una nueva resonancia magnética del hombro derecho de Joey inmediatamente. Irónicamente, a lo largo de su viaje Joey se había realizado más de 7 resonancias magnéticas sobre este mismo hombro. Ninguno de los eminentes médicos que vio pudo encontrar nada remotamente anormal al mirar estas imágenes. Joey sabía que se trataba de una solicitud de rutina para un médico ortopedista, pero basándose en su experiencia previa en la que no se había llegado a un diagnóstico no albergaba demasiadas esperanzas. Confiesa haberse quedado estupefacto cuando la mañana luego de la resonancia el Dr. Millett confirmó el diagnóstico con confianza: Joey padecía los síntomas asociados con el hombro congelado, pero también tenía un engrosamiento en la cápsula de su hombro, también conocido como GIRD, la sigla en inglés para déficit de rotación interna glenohumeral, que estaba produciendo un atrapamiento del nervio axilar (síndrome del espacio cuadrilateral) y un hombro congelado. El Dr. Millett estaba absolutamente seguro de que podía solucionarlo.

“A partir de ese momento supe que estaba en las mejores manos posibles y que el Dr. Millett era literalmente la respuesta a mis plegarias. No solo es un médico y cirujano extremadamente talentoso, es aún mejor persona. Realmente siento que entendió en que punto de mi viaje me encontraba para recuperar mi hombro y volver a los niveles físicos necesarios para competir profesionalmente en el deporte. Cuando el Dr. Millett realizó la cirugía artroscópica para tratar la capsulitis, terminó removiendo muchísimo tejido cicatrizal que estaba comprimiendo mi nervio axilar, reparó mi tendón del bíceps y volvió a unirlo al hueso superior del brazo, removió la bursa inflamada y finalmente realizó una liberación capsular. Todos estos procedimientos fueron necesarios para reparar mi afección,” dijo Joey.

Durante su estadía de una semana en Vail Joey se sometió a un intenso plan de rehabilitación. El Dr. Millett le envió a casa con un régimen de rehabilitación estructurado y específico que Joey ha seguido al pie de la letra en Phoenix. Unas pocas semanas luego de la cirugía Joey declaró que ya no sentía los dolores intensos que disparaban a lo largo de su brazo, dolor crónico en su cuello y hombro y que ya no experimentaba el hombro y codo congelados ni dolores de cabeza, mandíbula y ojos.

“Se trata de un final increíble para un viaje muy largo, frustrante y a veces enloquecedor. El Dr. Millett hizo lo que ningún otro médico pudo lograr y estoy eternamente en deuda con él y su equipo. Por primera vez en mi viaje de 4 años y medio veo la luz al final del túnel y tengo confianza que me encuentro en el camino a la recuperación. Finalmente soy capaz de golpear pelotas de golf nuevamente y estoy feliz de pensar que puedo perseguir mi sueño nuevamente. El Dr. Millett, su diagnóstico inmediato y asombrosa pericia quirúrgica han cambiado mi vida,” dijo Joey.

Como conclusión, Joey Snyder declara que la relación personal que estableció con el Dr. Millett y su equipo no tiene precedentes en la industria de la medicina. “Realmente me siento parte de su familia y son todos realmente asombrosos. Tengo confianza en que la lesión se encuentra en mi pasado y esa confianza se origina en un médico que sabe lo que hace y que tiene esa confianza él mismo. Es increíblemente calmo y amigable todo el tiempo tratándose de un hombre casado con cuatro hijos. ¡Solo puedo decir que es un campeón!”

While clinical studies support the effectiveness of these procedures, individual results may vary. There are no guarantees of outcome. All surgeries involve the risk of major complications. Before you decide on surgery, discuss treatment options with your doctor. Understanding the risks of each treatment can help you make the best decision for your individual situation.  Always ask your doctor about all treatment options, as well as their risks and benefits. Only your doctor can determine the appropriate treatment for your situation. The clinical information and opinions, including any inaccuracies expressed in this material by patients or doctor are not necessarily those of Peter Millett, MD and should not be considered as substitute for medical advice provided by your doctor.
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