Aunque a veces se lo perciba como una actividad de recreación, el golf puede ser un deporte demandante que resulte en lesiones, generalmente por sobreuso y en ocasiones resultado de una mala técnica. El hombro suele ser la región afectada siendo el hombro que lidera, o sea el hombro izquierdo en el caso de los golfistas diestros el más susceptible a la lesión. A la hora de diagnosticar estas lesiones resulta útil contar con un sólido conocimiento de la biomecánica del deporte. Los problemas que frecuentemente aquejan a los golfistas son el pinzamiento subacromial, la artrosis acromioclavicular, el desgarro del maguito rotador, la inestabilidad glenohumeral y la artrosis glenohumeral. Aunque la mayoría de los pacientes con estas afecciones responden al tratamiento no quirúrgico que incluya reposo y un programa estructurado de terapia física, es posible obtener mayores beneficios realizando modificaciones sutiles en su técnica de golf. Los golfistas que no respondan positivamente al tratamiento no quirúrgico a menudo pueden retornar a la práctica competitiva mediante un tratamiento quirúrgico apropiado.