El tratamiento artroscópico de la inestabilidad de hombro ha evolucionado rápida y significativamente en los últimos años. La mejor comprensión de su anatomía patológica, los avances tecnológicos y las mejoras en las técnicas quirúrgicas han llevado a una dramática mejora en los resultados. El abordaje artroscópico tiene varias ventajas significativas. La artroscopia permite una mejor identificación de la patología concomitante, tiene menor morbilidad, menor disección de tejidos blandos, la preservación de la función es máxima, los tiempos quirúrgicos son menores así como los resultados cosméticos. El dolor postoperatorio es menor y muchos pacientes se recuperan más fácilmente y con mayor movilidad en comparación con las técnicas abiertas tradicionales. Cabe destacar que algunos de los riesgos inherentes a los procedimientos abiertos tales como la rotura subestapular postoperatoria son virtualmente elminados. Los cirujanos pueden esperar en la actualidad resultados sino mejores, al menos comparables con aquellos obtenidos mediante técnicas abiertas.